domingo, agosto 05, 2007

Gris...

Aún te recuerdo, mutilado matiz de
búsquedas inconclusas y desesperadas.
No posees el refulgir argentino de tiempos
gloriosos, de yelmos y damas en peligro.
Tono de la armonía. No te amedrentas al deseo
perverso pero inmaculado ni a las oscuras tinieblas.
Punto intermedio. Simétrico sueño olvidado por
inentendidos escritores del pasado.
Es tiempo de enarbolar nuevamente la bandera
de la victoria, compañero de caminos
que nos conducen a un mismo sitio al resguardo
de los peligrosos tiempos.
Contagia mis días con tu sombría y necesaria
presencia, siempre inalcanzada.
Seré quien reivindique tu existencia, artífice
real de tu lucha y tu humilde audiencia.
Seremos desleales a tu esencia, color de la
armónica ausencia de restricciones.
Pelearemos sin cuartel por tu ascenso de la sima
donde un déspota te depositó.
Llevame contigo a los grises puertos de mi infancia,
y también de mi destino.
El Universo ye ha creado, la historia malversado y,
simplemente yo te he amado.
Volverán los años de gloria, del refulgir argentino,
en nuestros días atiborrados de miseria.

Poesía de Maximiliano Albornoz dedicada a mi obra.