jueves, agosto 30, 2007


No hace mucho tiempo estuve compartiendo anécdotas con Leopoldo Presas, uno de los grandes maestros de la pintura argentina...


Le conté cuando fui a un boliche de San Telmo y perdí una alpargata.
Le conté cuando me echaron de una fiesta por desnudarme y meterme en una pileta.
Le conté cuando subí al colectivo que iba para el otro lado y me bajé en el cabildo y me quede a dormir ahí.
Le conté cuando viví 15 días en el parque avellaneda, etc., etc.
Le conté cuando salí del Roxy y me robé dos choripanes crudos, me los comí, despues me robé una planta con una maceta muy grande y como me pesaba mucho se la regalé a un travesti que andaba por ahí...

Nos reímos mucho...

El me contó anécdotas que por razones obvias no voy a publicar, pero si voy a publicar una que me impresionó:

"Una vez en Mar del Plata había perdido todo en el casino menos diez pesos. Decidí emplearlo, al salir, en comprar un libro; fue cuando descubrí en Ortodoxia a Chesterton. Y fue el día más feliz de mi vida. Él me enseño a estar alerta y me inculcó gran amor a la vida y permanente sentido del humor. Me hizo ver que estamos rodeados por el milagro, que hay que despertar un poquito para percibirlo."

Obviamente lo primero que hice cuando salí de su taller fue comprar tal libro que recomiendo absolutamente.