Alguna vez, olvidé mi verdadero nombre.
Y después, entendí que siempre seré yo,
con mi culpa y mi fe, con las cosas que callé.
Y la verdad yo no creo que haya sido en vano.
Las letras de Abril Sosa, mi amigo, me conmueven, son un disparador para hacer, para entregarse a un sueño y tantas cosas más.