Abandono la neurosis de los que cuidaron mi alma durante tanto tiempo.
Abandono a Dostoievsky, a Kafka, Sartre, Camus, Los Poetas Malditos, el existencialismo, el simbolismo, abandono a Shakespeare, a Kaihil Gibran, a Salinger y a Jodorowsky.
Abandono a los suicidas, a Pizarnik, Alfonsina, Quiroga, Woolf, Kawabata, Hemingway.
Ya oí sus gritos y sé que ellos me esperan. No me engañaron nunca y me ayudaron a enderezar el rumbo.
Estoy leyendo "El buda de los suburbios" de Hanif Kureishi que me presto mi amigo Abril y viene muy bien, pero es el último, por lo menos por un buen tiempo.
No sé, siento que es tiempo de empezar a caminar por mí mismo, de aprender de mí mismo.
Aunque sé, como dice Silvio, que hay muertos que iluminan los caminos.
Mi homenaje a Salinger arriba con su foto.
