domingo, octubre 03, 2010

Oh, mi crítico...

Déjame, oh, crítico, con mi soledad. Te suplico por el amor que une tu alma a la belleza y que fortifica tu corazón, que me dejes solo.
Déjame con mi soledad, con mis sueños, y espera hasta mañana, porque el mañana sabrá juzgarme mejor.
Me has mostrado consejos que son como espectros que llevan el alma al entorpecimiento y la conducen donde la vida está comprimida como el polvo.
Tengo un corazón, que deseo libertar y cargalo sobre mis palmas, para explorar sus profundidades y revelar sus secretos. No lo aceches, oh crítico, con las armas de tus creencias, atemorizándolo, ya que fue creado para la Belleza.
No me quieras detener, oh crítico, y no me intimides con el león de la selva ni con la serpiente del valle, porque mi alma no conoce el miedo ni percibe el mal antes de su venida.
Déjame, oh crítico, y no me aconsejes, porque las desgracias han despertado mi corazón, y las lágrimas hayan abrierto mi fantasía y ensañado el lenguaje de los corazones.
No me hables de prohibiciones, no me hables de dineros y de éxitos, porque mi alma es rica en sus tesoros y se halla ocupada en la gloria de los dioses. Oh crítico...

Khalil Gibrán.