miércoles, octubre 18, 2006

Mark Rothko anunció el suicido en su arte...


Reconocido consumidor de alcohol y pastillas, buscó siempre la expresión simple de una idea compleja.
Rothko oye sin parar a Beethoven y a Mozart en su estudio. Busca una fuente de inspiración que le ayude a superar la antítesis que señala a Nietzsche entre el pitnor y el músico.
Bajo un profundo estado de depresión se recluyó en su taller de New York varios años y finalmente a los 67 años se cortó las venas en febrero de 1970.
Hoy el taller permanece lleno de susurros y atormentados pensamientos que ahora nos llegan en forma de colores puros.
La habitación de Rothko de alguna manera también es la nuestra, esa desde donde percibimos el horizonte.

Arriba podemos ver una de sus últimas obras, las más oscuras, las más profundas...