El artista inevitablemente se enfrenta con los arduos problemas de la creación, no sólo estrictamente pictóricos y técnicos, sino también psicológicos y espirituales.
Es entonces cuando (según Ernesto Sábato y estoy de acuerdo) además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espitiruales: el coraje para decir tu verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia ante los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles, una necesidad de afecto pero también una valentía para estar solo. Si estás dispuesto a sufrir, a desgarrarte, a soportar la mezquindad y la malevolencia, la incomprensión y la estupidez, el resentimiento y la infinita soledad, entonces sí estás preparado para dar tu testimonio.
A veces sentirás la anhelada presencia, el esperado signo de un ser que desde otra isla oye tus gritos, alguien que entenderá tus gestos, que será capaz de descifrar tu clave. Y entonces tendrás fuerza para seguir adelante, por un momento no sentirás el gruñido de los cerdos. Aunque sea por un fugitivo instante, sentirás la eternidad.
Es entonces cuando (según Ernesto Sábato y estoy de acuerdo) además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espitiruales: el coraje para decir tu verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia ante los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles, una necesidad de afecto pero también una valentía para estar solo. Si estás dispuesto a sufrir, a desgarrarte, a soportar la mezquindad y la malevolencia, la incomprensión y la estupidez, el resentimiento y la infinita soledad, entonces sí estás preparado para dar tu testimonio.
A veces sentirás la anhelada presencia, el esperado signo de un ser que desde otra isla oye tus gritos, alguien que entenderá tus gestos, que será capaz de descifrar tu clave. Y entonces tendrás fuerza para seguir adelante, por un momento no sentirás el gruñido de los cerdos. Aunque sea por un fugitivo instante, sentirás la eternidad.
Dedicado a Laura Safina...